Falleció la policía baleada en Ituzaingó

A Lourdes Espíndola la sometieron a una operación, tras ser baleada en el cuello por motochorros.

La policía baleada en Ituzaingó se encontraba internada en terapia intensiva en el Hospital Posadas, “en estado crítico, grave, con pronóstico reservado”, de acuerdo al último parte médico. Lourdes Espíndola fue derivada el centro de salud por una herida de arma de fuego en el cuello, en la “región supraclavicular izquierda, presentando lesión carótida y traqueal” y fue operada por la madrugada, después de haber perdido mucha sangre.

Cerca de las 20 Hs se dio a conocer la noticia mas desgarradora que conmocionó a familiares, amigos y compañeros de trabajo, Lourdes tiene muerte cerebral, su estado es irreversible y sus órganos serán donados.

El padre de Lourdes Espíndola dijo: ¨Mi hija ya se encuentra en el cielo, los órganos serán donados¨   

La mujer fue herida de un tiro en el cuello cuando dos motochorros le dispararon para robarle su arma reglamentaria en Ituzaingó. Trabaja en el Comando de Patrullas de Moreno y al momento del asalto salía de cumplir un servicio de Policía Adicional (Polad). “Me dispararon, me estoy muriendo”, alcanzó a escribir la oficial a su marido por su celular.

El violento asalto se produjo en estación peaje Quintana (Autopista del Oeste), donde Espíndola fue abordada por ambos delincuentes cuando esperaba el colectivo para volver a su casa. La policía se enfrentó a los delincuentes, y uno de ellos le disparó. Le robaron el ama, le dejaron la plata que llevaba encima y luego se fugaron. La investigación está a cargo del personal de la comisaría Ituzaingó 2° de Villa Ariza, que busca testigos del episodio para poder identificar a los delincuentes y capturarlos.

Angustiado, el esposo de Espíndola dijo que una semana atrás le había comentado a su pareja que no iban a trabajar toda la vida para la fuerza. “Vivíamos con adicionales, teníamos sueños, queríamos comprar un terreno para hacer un dúplex. Le dije: ‘No vamos a esperar que nos peguen un tiro’, y ahora nos pasa esto”, se lamentó Fernando Altamirano.

“Yo la quiero viva”, dijo Altamirano. “Amamos lo que hacemos, pero no se puede vivir más en este país. Ya no quiero ser policía, tengo dos hijos que son el amor de mi vida y no voy a permitir que se queden sin papá”, afirmó el hombre, que contó que hace tres años que Lourdes trabajaba en la fuerza policial.

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