El clásico restaurante y parrilla de Ituzaingó “Punta Leloir” cerró sus puertas de manera definitiva después de 21 años. El establecimiento, que se encuentra sobre la colectora norte de la Autopista del Oeste, no pudo resistir más que seis meses sin recibir comensales en su amplio salón, debido a las restricciones por la cuarentena del coronavirus. Con el cierre del local, sus 12 trabajadores se quedan desempleados.
El restaurante está en el 9625 de la avenida Presidente Perón, como se llama la calle lateral del Acceso Oeste a esa altura, en el límite de Parque Leloir, tradicional barrio de casa quintas que desde los años 90 empezó a desarrollarse por la llegada de familias jóvenes que compraban las grandes casonas en extensos lotes arbolados para usarlas como vivienda permanente.
Hoy, la zona no sólo cuenta con emprendimientos inmobiliarios sino que desarrolló un importante polo gastronómico que desde hace ya varios años se se expande también sobre calle Martín Fierro, donde incluso se está construyendo un hotel cinco estrellas. El restaurante que acaba de anunciar su cierre es uno de los nombres más asociados a ese desarrollo, conocido por los vecinos no sólo de Ituzaingó, sino de buena parte de la zona Oeste.
Para lidiar con las dificultades causadas por la pandemia, durante estos meses la administración de Punta Libre intentó mantener la cocina en funcionamiento a través de las modalidades de delivery y take away, pero no fue suficiente para cubrir los gastos corrientes.
Omar Geraige, el dueño del local, le explicó “ya no podía seguir bancando la gran estructura del restaurante, el alquiler y los sueldos del personal”. Fue por esto que un local en el que hace menos de un año solo se podía acceder a una mesa los domingos a través de una reserva, tuviera que tomar la dificil decisión de cerrar sus puertas.
Con su parrilla y menú a la carta, el restaurante era desde hace ya más de dos décadas un importante punto de reuniones sociales y familiares de la zona, y fue uno de los pioneros en el plan de la municipalidad para fomentar el surgimiento de un corredor gastronómico en esa ubicación, privilegiada por su fácil acceso tanto desde la Ciudad de Buenos Aires como desde el lado de Luján.
La zona se destaca por estar densamente arbolada y por sus serpenteantes calles de tierra que pasan por el medio de lo que en algún momento fue el bosque que diseñó el mítico paisajista Carlos Thays. Ese encanto también funciona como atractivo para los visitantes.
Geraige ya había sufrido un infortunio cuando el año pasado se quemó otro de sus restaurantes, el tenedor libre “Punta Libre”, conocido popularmente como El Molino por el llamativo aparato que decoraba su fachada. El local, también ubicado sobre Acceso Oeste, fue gravemente dañado por las llamas y debió cesar operaciones.
A partir de ese momento, el servicio que ofrecía Punta Libre fue incorporado al del local donde se encontraba Punta Leloir, que tuvo que hacer espacio para incluir la modalidad de tenedor libre además de su clásica parrilla y menú a la carta.
Una semana antes del anuncio del cierre, la municipalidad de Ituzaingó, al igual que en el vecino partido de Morón y en Tres de Febrero, tomó la decisión de permitir que los bares y locales gastronómicos reabran, poniendo mesas de hasta cuatro personas y con dos metros de distancia entre cada una, siempre en lugares abiertos.
Los locales de la avenida Santa Rosa, ubicada en el límite entre Morón e Ituzaingó y conocida por ser otro de los mayores centros de esparcimiento principalmente nocturno de la zona oeste, inauguraron la nueva modalidad respetando los protocolos y recibiendo personas con reservas previas o haciéndolos esperar su turno sin que ocurrieran mayores desbordes.
Para los responsables del tradicional restaurante de Parque Leloir, ubicado a unos 10 o 15 minutos de autos de los concurridos bares de Santa Rosa, esa habilitación no bastó para seguir sosteniendo un salón cerrado y amplio. El futuro del importante local de la colectora, por ahora es un misterio.,