La Argentina se juega la vida ante Nigeria en una inesperada final anticipada

SAN PETERSBURGO – Todo es real. Ese “mundo virtual” que obsesiona a Jorge Sampaoli no existe. Son reales (y eso no necesariamente los convierte en ciertos) los whatsapp, los audios y los videos, también su exitoso pasado dirigiendo a Chile y su precario presente al frente de Argentina . El 1-1 ante Islandia y la goleada de 3-0 que le propinó Croacia. La fragilidad anímica de Lionel Messi , las críticas de los hinchas, la inestable AFA, la desconfianza mutua entre él y sus jugadores, la necesidad de que todo esto no acabe en un triste partido ante Nigeria y la posibilidad de que, efectivamente, todo se acabe en una triste noche ante los africanos.

Es real que Sampaoli tiene en sus manos el talento de Messi para aprovecharlo de la mejor manera posible y es real, también, que hoy dirigirá a una selección con una historia demasiado importante como para que Rusia 2018 se cierre de esta manera. Hace 16 años que la Argentina no abandona un Mundial en la primera ronda. Quizás por eso, 48 meses después del subcampeonato, la conclusión sorprende, aunque sea probablemente de lo más lógico que se haya visto en las últimas semanas: todo este viaje de cuatro años y tres técnicos era una mera distracción para, en el momento decisivo, regresar a 2014.

Lo que se verá a partir de las nueve de la noche de hoy en San Petersburgo sólo admite una interpretación: vuelve la selección de los “históricos”. ¿O cómo definir a una Argentina que entrará a la cancha con Lionel Messi, Gonzalo Higuaín, Javier Mascherano, Ángel Di María, Marcos Rojo y Enzo Pérez? Sí, Pérez no es estrictamente “histórico”, pero estuvo el 13 de julio de 2014 en el Maracaná junto a Messi, Higuaín, Mascherano y Rojo. Sí, también es cierto que Di María, lesionado, no pudo jugar aquella final, pero en la primera parte de aquel torneo fue hombre clave de la Argentina de Alejandro Sabella.

Los “históricos” son lo más real de ese “mundo real” de Argentina, la única alternativa de una selección que buscó desordenadamente, pero no encontró como renovarse y crecer sobre la base de aquella gesta brasileña. Pasaron demasiado rápido Gerardo Martino y (sobre todo) Edgardo Bauza.

Hoy está Sampaoli, que ofrece señales de lo más contradictorias: ayer comenzó la conferencia de prensa con los brazos cruzados, la mirada perdida, el cuerpo vencido y mordiéndose los labios, pero la terminó a toda orquesta. Primero, con una frase alambicada que permitía pensar que el hombre del discurso enrevesado había vuelto a la vida: “Hasta el infortunio del gol el partido estaba exclusivamente un poco más vinculado al futuro de Argentina que a lo que pudiera hacer Croacia”. Y luego, con una afirmación contundente que demostró que es también capaz de hablar “fácil” si se lo propone. “Mañana (por hoy) es el primer partido de los cinco que nos lleve a la final.Van a ver la mejor versión de Argentina en este Mundial”

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